La satanización del Sector Público como medida económica

Un análisis del mensaje gubernamental

La Raíz - Pensamiento Crítico
16 min readApr 27, 2020

Por Galo Almeida

El gobierno ecuatoriano presidido por Lenin Moreno desde su inicio hasta la actualidad ha sufrido varios problemas en el manejo de la economía del país y, es que, las medidas adoptadas por este han sido limitadas y apegadas a un acuerdo fraguado con el FMI.

Dichas medidas han generado fuertes y variados rechazos desde la población, principalmente, aquellas que suponen una reducción en los beneficios sociales y encaminan a un encarecimiento de la vida diaria de las personas como es la eliminación de los subsidios, lo que decantaría en el paro de octubre de 2019.

Pero, la propia incompetencia del Gobierno de Lenin Moreno sumado a la oposición del pueblo en torno a las decisiones que han sido tomadas ha decantado en un revés con el Fondo Monetario Internacional. El Ejecutivo aspiraba a obtener un desembolso de 326 millones de dólares para el mes de febrero que le ayudaría a cubrir algunas obligaciones pendientes que tiene en torno a la deuda externa, pero la poca credibilidad gubernamental añadida a la poca capacidad de aplicar las recomendaciones emitidas por el FMI, que se deriva de bloqueos constitucionales y rechazos de proyectos de ley avocados a reformar la economía nacional por parte de la Asamblea Nacional, ha generado que este desembolso no se suscite.

Esto ha puesto en jaque a la economía ecuatoriana y al gobierno de Moreno, encargado de su administración, al punto donde las cifras que evalúan el desempeño económico del país y su capacidad de pago de las obligaciones contraídas, en este caso el riesgo país, ha superado los 3 mil puntos luego del 11 de marzo de 2020, siendo el segundo más alto después de Venezuela. Esto ha generado que el Ecuador se encuentre al borde del “default” de deuda y que las arcas estatales se encuentren en un gravísimo riesgo porque cada día que pasa su presupuesto estatal se reduce.

Incluso, el Ministro de Finanzas en su discurso pronunció que para el mes de marzo el Ecuador requería de 1.024 millones de dólares para cubrir intereses de deuda y el vencimiento de otras, Bonos Global 2020 y 2022. El no desembolso del préstamo del FMI profundizó la crisis económica y, el gobierno orillado a tomar decisiones inmediatas las presentó a la ciudadanía a través de una cadena nacional donde la principal acción es la reducción del Estado y el golpe al sector público.

El presente ensayo trata cómo el sector público es satanizado y utilizado como la principal fuente de ajuste en los embates económicos.

Analizado desde los conceptos críticos de Nancy Fraser (1997) sobre la esfera pública burguesa y las apreciaciones y limitaciones conceptuales de Habermas, a través de las conceptualizaciones de estereotipo y pseudo entorno de Walter Lippman desde la visión de Elizabeth Noelle-Neuman (1995) y aterrizando en las definiciones del establecimiento de agenda de Maxwell McCombs, se establece el Gobierno de Lenin Moreno utiliza al sector público como la fuente de sus decisiones inmediatas.

Las Nuevas Medidas Económicas anunciadas

En su último discurso, el 10 de marzo de 2020, el presidente de la República realizaba el anuncio de las nuevas medidas económicas que se pretendían tomar, mismas que se inscribían en el contexto del desarrollo de una pandemia, la del coronavirus y de la caída del precio del petróleo.

Las palabras del presidente se encaminaban a sustentar las nuevas medidas económicas que se plantean en un sentido de una economía nacional golpeada por el manejo del gobierno anterior, el paro de octubre y los acontecimientos internacionales, como son el coronavirus y la baja del precio internacional del petróleo, mas no por el dudoso manejo de la economía y la baja credibilidad gubernamental los mismos que se ven traducidos en el incremento del riesgo país.

Así, el anuncio realizado desde el Palacio de Carondelet se enmarca nuevamente en el criterio de austeridad que ha desarrollado Lenin Moreno desde el inicio de su mandato y, una vez más, estas se adscriben en la reducción del Estado y del sector público. El anuncio conlleva la supresión y fusión de ministerios y empresas públicas, así como, el recorte presupuestario de 1.400 millones de dólares en bienes de capital y de servicio, que no son identificados fehacientemente en las palabras del presidente de la República.

Quienes más sienten la afectación de las mismas medidas anunciadas son los servidores públicos, ya que en estas se anuncia la reducción de las remuneraciones que perciben mensualmente, del 4% para servidores que ganan entre 800 y 1.500 dólares y, del 8% para los que ganan más de 1.500 dólares. Si bien, las palabras utilizadas en la exposición de las nuevas medidas tomadas por parte del Ejecutivo para afrontar la crisis económica que enfrenta el país no son la de reducciones salariales, sino mas bien, de aporte por parte de los servidores públicos y se apalanca en la idea de que mantengan su trabajo y que, benevolentemente, supone un ejercicio que busca evitar los despidos masivos de funcionarios públicos y el pensar en sus familias.

En la misma línea, en la cadena nacional se pronunció la forma de apoyo del sector privado, que radica en el incremento del 0,75% en la retención de impuesto a la renta para las empresas y un impuesto único del 5% para vehículos que sobrepasen los 20.000 dólares, procurando así un balance en la afectación de los sectores públicos y privado.

Finalmente, en el anuncio el Ejecutivo menciona nuevas fuentes de financiamiento para generar sostenibilidad en el pago de la deuda externa y hace alusión a que existe 60 millones de dólares, que ha conseguido el gobierno de organismos multilaterales, para enfrentar al coronavirus.

Las medidas expresadas sobre el sector público se unen a las que se ya se plantearían en octubre de 2019 cuando se propuso el otorgamiento de un día de salario y de vacaciones por parte de los servidores públicos y de los trabajadores de empresas públicas, esto sumado a las reducciones del sector público que ya se ha venido desarrollando con la eliminación de ministerios y el despido de servidores públicos, inclusive de médicos y trabajadores de la salud.

La imposición de una esfera sobre otra

Cuando se habla de la opinión pública que se genera a través de los planteamientos del gobierno es necesario plantear que, incluso las medidas tomadas se derivan de posiciones que influyen unas más que otras. Así, Nancy Fraser (1997) en su crítica a los conceptos desarrollados por Jürgen Habermas en torno a la esfera pública que solamente es considerada, por parte de él, la esfera pública burguesa ya que, en un sentido este recurso conceptual le permite unificar otro tipo de esferas y que esta hacía frente a la idea de un Estado absolutista, indica que la esfera pública burguesa no considera otro tipo de esferas como las de género, ni etnia.

Fraser (1997) indica que Habermas define a la esfera pública burguesa como un grupo de personas que se unificaban para hablar de temas de importancia pública o “común” que procuraban que su rol sea el de mediar entre la sociedad y el Estado, que en un principio buscó que la información del funcionamiento del estado fuera disponible y que se someta al escrutinio crítico y ala opinión pública y que, finalmente decantaría en transmitir al Estado el interés general de la sociedad burguesa basándose en la libertad de expresión, prensa y asociación.

En este sentido, se planteó a la esfera pública como una forma de racionalizar la dominación política del Estado y que, esta debía tener un ideal de discusión sin restricción de los temas públicos, cuya discusión debía ser abierta y estar al alcance de todos donde los interlocutores son considerados como pares y ningún tema particular era admisible, de aquí se obtiene la opinión pública que tiene como fin un consenso racional que denota un bien común.

Así, podemos decir que el anuncio de las medidas económicas del gobierno va encaminado a demostrar ese funcionamiento del Estado y como este pretende actuar frente a la adversa situación económica actual, y que estas medidas vienen derivadas de la opinión pública gestada de las discusiones de los grupos sociales y económicos del país y, sobre todo, que son las decisiones correctas. Apalanca sus decisiones inmediatas en el discurso tanto del mal manejo del gobierno anterior como en la afectación de variables internacionales como el coronavirus y la baja del precio del petróleo que se encuentran en la opinión pública.

Pero esta opinión pública está desarrollada en un solo tipo de esfera pública, una esfera pública burguesa, que en un punto solo contiene las ideas y propuestas que vienen de un solo sector de la población. En esta vía, mencionamos que para Fraser (1997) la limitación del idealismo del Habermas con la esfera pública burgués radica en que no se analiza otro tipo de esferas públicas que se encuentran en competencia con esta y que, finalmente, aduciríamos que la opinión pública sería solamente la de los burgueses. Las “otras” esferas simplemente son invisibilizadas y se asume que se encuentran dentro de la opinión pública ya que tienen una participación en la esfera burguesa y, la cuestión del libre acceso es reducida sin más a la mera presencia y que no toma en cuenta las exclusiones informales.

Con este planteamiento, es posible identificar que desde la opinión pública considerada para la toma de decisiones existe una que ya se encuentra posicionada y que obvia otras posiciones de bien común. Así, el hecho del planteamiento desde los sectores productivos empresariales como las cámaras de comercio, de industria y los sectores identificados un pensamiento de derecha como los candidatos y los partidos políticos han sido los que sea han posicionado sobre otros, es decir, la idea de que el gasto público es extremadamente alto y las voces de “Estado Obeso” son posicionadas y replicadas tanto por el Gobierno Nacional como los medios de comunicación masiva, haciendo de la satanización del sector público como el de sus trabajadores la mejor forma de realizar un ajuste económico en una economía que camina al fracaso.

El acceso de otras esferas a la esfera pública de discusión se ve limitada por condiciones tanto sociales como económicas, así los empresarios, bancos y dueños de capital tienen mucho más inferencia en las decisiones gubernamentales ya que su pensamientos y propuestas se encuentran en la línea de las recomendaciones del FMI, las cuales hablan de libertad de empresa y reducción del Estado, mientras que las de los grupos sociales que solicitan servicios sociales gratuitos y un Estado más equitativo son reducidos y acallados.

Fraser (1997) indica que realmente la desigualdad social entre los interlocutores no es eliminada en la esfera pública burgués, sino mas bien, esta solo es suspendida durante la discusión y que esta acción usualmente obra en favor de los grupos dominantes de la sociedad, la opinión pública esta entonces sesgada a un lado y no presenta equivalencia debido a que incluso el acceso a los medios materiales que constituyen el soporte para la circulación de ideas tienen ánimo de lucro, así incluso podemos entender el hecho de que los medios de comunicación masiva tienen un dueño y este transmite sus ideas a través de este.

Si bien, en la definición de Jürgen Habermas de esfera pública en la cual se aduce que ningunos de los criterios privados son aceptados, es primordial entender que la existencia de la propiedad privada y el desigual acceso a los medios de producción como lo menciona Fraser hace que la opinión pública este plagada de discursos que contienen un alto nivel de necesidades privadas sobre las públicas.

El estereotipo del sector público y el pseudo entorno

Las medidas de ajuste económico, como ya lo hemos planteado, se realiza directamente en el sector público tanto en trabajadores y como en su desarrollado institucional y lo cual busca ser sustentado en los criterios de quienes manejan y quien genera discusión en la opinión pública. Así, la necesidad de sustentar el discurso y la ejecución de las medidas de ajuste económico en sector público se establecen en estereotipos de una funcionalidad o no, de necesidad de gastar o no.

Para Noelle Neuman (1995), Walter Lippmann identifica la piedra angular de la opinión pública así identifica la cristalización de las concepciones y las opiniones en “estereotipos” con carga emocional. Según Neuman (1995) analizando a Lippmann, establece que los estereotipos favorecen los procesos de opinión pública ya que, estos se diseminan velozmente en las discusiones y conversaciones, y trasfieren de manera inmediata asociaciones negativas o positivas dependiendo del caso.

Tomando en cuanta lo expuesto por Neuman, entendemos así el establecimiento de un estereotipo fácilmente reproducible sobre el sector público, que es reproducido y planteado por los grupos de poder social y económico que plantean sus perspectivas dentro de la esfera pública de debate y que orienta la opinión pública sobre esta. En este sentido, el estereotipo que se ha desarrollado sobre el sector público es que altamente negativo al punto de considerarlo innecesario en una parte y que produce un ingente gasto de recursos, ya sea por las remuneraciones de sus trabajadores o bien por la compra de bienes y servicios que ayudan a ejecutar las funciones del Estado, ya que en su manejo se encuentra la corrupción y el despilfarro de dinero, así tendremos un estereotipo altamente moralizado.

Entre la línea del bien y del mal en la cual se define este estereotipo marca una forma simplificada de ver la realidad y que a su vez es transmitida por los medios de comunicación. Todos los días en los medios de comunicación masiva ya sea de radio y televisión, como es el caso de Teleamazonas, Ecuavisa, El Comercio, etc. se presentan noticias sobre el mal manejo que tiene el sector público de los recursos, todos los días se muestran las falencias y corruptelas que tienen los hospitales, las escuelas, transportes, medios de comunicación, etc. que son públicos. Se entrevista a los representantes de los grandes empresarios y los delegados de las cámaras de comercio, industria y producción que en su discurso plantean y sustentan estas imágenes del sector público.

Para Noelle Neuman (1995), Lippmann encontró las diferencias de las percepciones de las personas entre las que se obtienen de primera mano y las que proceden de los medios de comunicación. Así, Neuman indica que Lipman veía como que las personas no son conscientes de la forma en la que obtienen estas percepciones, observó que la gente tiende a hacer suya la experiencia indirecta y que amolda sus ideas completamente, de tal manera que tanto las experiencias indirectas como las directas son inseparables, de esta manera entiende que la influencia de los medios de comunicación se en gran parte inconsciente.

Basándonos en lo expuesto por Neuman sobre Lippmann, entenderemos que la información transmitida por los medios termina determinando un pseudo entorno o un pseudo mundo a las personas que debaten en la esfera pública. Es decir, en el debate las personas solamente tienen una imagen sobre el sector público, una imagen satanizada del sector público de ineficiencia, ineficacia y corrupción, un estereotipo que reduce totalmente su complejidad y que es aceptado por las personas denotando así su conocimiento lejano pero fehaciente del sector.

La población vive sumida en un criterio de un excesivo sector público que solo consume recursos y tiene trabajadores que son ineficientes, un pseudo entorno que no alcanza a comprender la dimensione del mismo en la producción y provisión de bienes y servicios públicos y que se ve limitado únicamente a su incompetencia la cual es suplida por el sector privado, baraja la idea de que el sector público solo es un gasto y no genera recursos. Este estereotipo y este pseudo entorno son los que orientan la opinión pública, independientemente si las personas son o no beneficiarias del sector público y esto le permite al Gobierno Central tomar acciones sobre este, independientemente de la afectación que estas tengan sobre la población. Lo que procede de imágenes simplificadas de la realidad son la realidad.

El sector público en la agenda

Es necesario plantearse el rol que tienen los medios de comunicación masivos y su influencia política. Para Maxwell McCombs (1985) la capacidad de los mass-media para moldear las mentalidades de las personas, aduce que el poder de influenciar, manipular e incluso alterar las decisiones de la gente es ampliamente reconocido.

En la misma línea, McCombs plantea que la comunicación política en los medios masivos es una mezcla de información con visiones sobre el lugar propio de una persona en el espectro político. Haciendo que, las noticias que son transmitidas en los medios masivos tengan un alto componente de la ubicación en el mapa político en que se encuentra, ya sea el comunicador que trabaja en el medio o, en su defecto, la del dueño de comunicación y sus intereses.

McCombs plantea la noción de una función creadora de agenda por el lado de la prensa en la relación con la política, que le permite instalar y jerarquizar los temas que se tratarán en la esfera pública, que le otorga la capacidad de seleccionar un evento y como lo presenta a la sociedad y finalmente, el enfoque que este tendrá. Así, la crisis económica del Ecuador es un tema establecido en los medios, así también ocupan grandes espacios en los titulares las ineficiencias del sector público y la corrupción galopante en este.

Los medios de comunicación masiva todos los días presentan como el sector público había crecido con el anterior gobierno al de Lenin Moreno y el mal manejo que este tuvo, que esto es una de las causas (si no la principal) de a la grave crisis económica en el Ecuador, presentan entrevistas con figuras públicas a las que se les atribuye capacidades de experticia y valores de probidad que sustentan las ideas tanto como de crisis, así como, de la inoperancia del sector público.

McCombs esboza que los medios de comunicación utilizan elementos que tienen un efecto con la memoria que estimula emocionalmente al público y que procuran consecuencias cognitivas, conductuales y actitudinales. En el sentido de esta premisa, obtendremos como los medios utilizan imágenes negativas tanto de la gestión gubernamental de los gobiernos anterior (videos de corrupción, imágenes de los personajes políticos que gobernaron, etc.) que desarrollan las emociones positivas de las personas hacia las medidas que toma el gobierno de Lenin Moreno, que van apalancadas con “una pseudo opinión pública” que sustenta las propuestas tanto del FMI como el de los grupos élite de la sociedad ecuatoriana y que se refuerza del criterio de “eruditos económicos” que analizan muy someramente la economía ecuatoriana y de representes de cámaras que responden a los poderes oligárquicos.

Todo esto establece una preparación previa del público como (2006) McCombs lo plantea, la misma que permite establecer al tema del sector público en la opinión pública y que el debate ya no se centre si quiera en la mejora de este, sino mas bien, supone en una reducción inmediata del mismo como medida inmediata para la solución de la crisis económica que afecta al país hace ya varios años. Incluso figuras pre candidatizables utilizan estas imágenes como parte de su propuesta en la carrera electoral, como son el caso del vicepresidente Otto Sonnenholzner y de Guillermo Lasso[1] que ven en el sector público un gasto.

La aceptación

Elizabeth Noelle-Neuman (1995) define que “la espiral del silencio se apoya en el supuesto de que la sociedad — y no sólo los grupos en que los miembros se conocen mutuamente — amenaza con el aislamiento y la exclusión a los individuos que se desvían del consenso” (pág. 259) y que esto tienen base que los individuos a su vez tienen un miedo subconsciente al aislamiento por lo que hace que estos de manera usual comprueben que tipo de opiniones y formas de comportamientos son las aceptadas en el medio que se encuentran, y cuales son las formas de comportamiento que incrementan o disminuyen su fuerza.

Así, entenderemos que la opinión pública será tan imperante en torno a las medidas económicas tomadas, porque incluso estas desarrollan un estado de aceptación y silencio a quienes se ven afectados de manera directa o no con la reducción del sector público. Y es el hecho de que, pese a servirse de los hospitales, educación, servicios que por medio a sentirse excomulgados de sus grupos no expresen sus opiniones, no expresen la necesidad que tienen este.

En el caso de los propios trabajadores del sector público, aceptan las medidas y no expresan su malestar, principalmente por una reducción salarial que no es viable constitucionalmente, ya que el temor a ser separados del sector laboral y de las esferas económicas lo hacen también en un sentido de supervivencia. Esto se adscribiría en las palabras del Presidente, el cual incluso mencionó que la medida del aporte salarial de los empleados públicos se enmarcaba en una benevolente acción de su autoridad para no generar despidos masivos y que piensa en la familia de ellos. Así, los trabajadores se invisibilizan más y asumen la corriente ganadora del grupo con el afán de no ser aislados ya que tienen una amenaza latente de serlo, no se expresan no protestan pese a su negativa afectación.

Esto incluso correría a las poblaciones que no tienen identificación alguna con las medidas económicas inteligenciadas para el sector público, ya sea porque laboran en las empresas las cuales tienen intereses económicos y políticos, o más aún, por desconocimiento. Esto hace que las minorías tomen las decisiones sobre temas de interés público y que las decisiones se sustenten en la afectación al sector público y sea casi nula en el sector privado como muestra el incremento del 0,75% en la retención del impuesto a la renta y el impuesto del 5% por única vez en autos que cuestan sobre los 20 mil dólares.

Conclusiones

El gobierno de Lenin Moreno se ha vuelto inmiscuido en una crisis y debacle económica permanente durante su período, ha encontrado en el sector público y su satanización la forma habilitante para ser el primer objeto de sus medidas, que a lo largo de su estancia en el poder ha sido el principal afectado y que se derivan tanto de las medidas planteadas por el FMI como de los intereses particulares de las élites de la sociedad ecuatoriana.

La opinión pública se ve guiada por una preparación previa y posterior de un público que se ve afectado por los atributos que los medios de comunicación masiva les otorgan a las figuras públicas, como son las decisiones presidenciales y el sustento que le otorgan los analistas económicos y los presidentes las cámaras de positivas.

En la opinión pública existe un sesgo, debido a que el debate en la esfera pública está limitado al no existir igualdad en torno a las formas de producir ideas, los medios les pertenecen a corporaciones que tienen intereses que sobre ponen a los intereses de otras esferas públicas que tienen diferentes tipos de afectaciones lejos de la idea hegemonizada de reducción del sector público para afrontar una crisis económica.

Los medios construyen una agenda alrededor del sector público que permite a las personas aceptar las decisiones gubernamentales, que se basa en estereotipos otorgados por los medios y que plantean una limitada realidad del verdadero alcance del sector público en todos los temas, las imágenes se reducen a un estado dilapidador de recursos. Es necesario reconocer que incluso esta idea sobre el sector público limita el rol que tiene el Estado a través del sector público ante los problemas de salud que aquejan a la población ecuatoriana, como es el caso del coronavirus.

Se puede argüir, finalmente, que la opinión pública esta guiada por los medios y los grupos de poder hacia la aceptación de las medidas económicas inmediatas del gobierno ecuatoriano que plantea la reducción del sector público, a través de la satanización del mismo, aunque no comprenda con entera certeza su impacto en la economía nacional.

[1] Propuesta de Guillermo Lasso para salir de la crisis, presentada a través de su cuenta de Twitter: https://twitter.com/LassoGuillermo/status/1237152342648197122

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